Memín nació como personaje nuevo. Desde 1947 los editores del antiguo Pepín pidieron a Yolanda Vargas Dulché una historieta para niños. La escritora acababa de regresar de La Habana, donde había trabajado como cantante de radio, y estaba facinada por los niños negros. El nombre de Memín Pinguín viene del diminutivo del en aquel entonces novio de Vargas Dulché: Guillermo de la Parra, quien a la postre fue su esposo, y el apellido proviene de pingo, mote cariñoso con el que las mamás mexicanas suelen recriminar a los niños traviesos, sin que por eso incurran en alusiones sicalípticas (no hay femenino de pingo) ni mucho menos connotaciones goetheanas (pingo no es Mefistófeles, ni siquiera Mefistofelín).
Memín llama a su mamá, Eufrosina, "mi cachote del alma", "mi gordis", "chulita", "pedacito de mis entrañas", "corazón" y otras lindezas por el estilo. Aunque ella es gorda y vieja, él asegura que es "divina", "garbosa" y "guapetona".
Ah verdad.
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